Título original: American Hustle
País: USA
Director: David O. Russell
Guión: Eric Warren Singer
Director: David O. Russell
Guión: Eric Warren Singer
Duración: 130 minutos
Reparto: Christian Bale, Bradley Cooper,
Jeremy Renner, Amy Adams, Louis C.K., Jennifer Lawrence, Alessandro Nivola,
Elisabeth Rohm, Dawn Olivieri, Jack Huston, Michael Peña, Robert De Niro
Nota:7/10
El irregular David O. Russell (El lado bueno de las cosas, The Fighter ) firma una película
que aparentemente se podría inscribir dentro de las coloquialmente llamadas “ambientadas en los 70” . En
este caso, lo de “aparentemente” es bastante sencillo: a pesar de su estética
retro, el espectador se dará cuenta desde su mismo inicio, que no está
asistiendo a un recital de excesos al
más puro estilo de Scorsese (Casino)
o de Anderson (Boogie Nights), estilos donde la puesta en escena jugaba un
papel fundamental para radiografiar una época determinada, sino más bien a un
retrato introspectivo de una serie de personajes sin ningún tipo de moral o
condición, que a pesar de vestir
pantalones campana y escuchar A
horse with no name , son auténticos reflejos sobre los que podemos
encontrar preocupantes similitudes con
algunos de los individuos que pueblan el panorama actual. No nos encontramos,
por tanto en una época lejana que nos
resulta ajena y distante, sino en una que sería perfectamente extrapolable al paradigma sociopolítico de
hoy día, saturado de tramposos y
estafadores que bajo el engaño y la falsedad, manipulan y controlan el sistema,
sin ningún tipo de escrúpulo. Son estas
similitudes con las que Russell juega
para extraer el máximo partido a una historia de corrupción, que pese a
chapotear ligeramente en el charco
maniqueísta (ese policía con ganas de medrar en su carrera a toda costa sin
importarle nada ni nadie, resulta algo extremo y no es del todo creíble) logra
efectuar una eficiente y sólida mirada
al mundo de los chanchullos ilícitos.
Russell no sólo maneja con solvencia y realismo
la falsedad a nivel social, sino también
a nivel personal en la relación de
unos personajes que se mueven siempre
alrededor de un centro de gravedad que pivota entre lo
cómico, lo trágico y lo folletinesco
(esa esposa despechada, cínica y vengativa, o esa mujer que engaña a un
policía a través del amor o
ese hombre que engaña a un político de buen corazón bajo la máscara de
la amistad). Este tratamiento de la
falsedad en forma omnipresente dota de complejidad a la cinta, a la vez
que plantea una interesante reflexión sobre la naturaleza del verdadero sentido
de la moralidad, de la ética y del bien.
Es igualmente interesante observar algunos detalles, como el guiño
que Russell dedica con gesto amable al cine de Scorsese con el cameo de un inmenso Robert De Niro metido en
la piel de un violento gángster (ya lo echábamos de menos), que
aporta un interesante adorno nostálgico y enriquece gratamente la película (la
secuencia en la que habla en árabe es realmente prodigiosa).
En definitiva estamos ante un producto de
notable interés, con una cuidada estética, apoyada tanto en la imagen como en el acompañamiento
musical (perfecta la selección de temas
que desde el comienzo sitúan al
espectador en la época), un ritmo contenido pero sin decaer en ningún momento y unas
interpretaciones solventes y creíbles hacen de esta película un gran ejercicio
reflexivo sobre una época pasada que no
resulta tan distinta (ni tan distante) de la nuestra.